Yo quisiera ser plato de sopa caliente para el mendigo,
sonrisa joven para el anciano,
mano blanca que estrecha la del hermano de color,
voz que tranquiliza en el miedo de la noche,
palabra de consuelo para secar una lágrima,
palabra de amor que desarma,
brisa marina en la frente del drogadicto,
un barrote de menos para el prisionero,
humilde flor en una choza,
viento cálido en la tundra,
lluvia fina en el desierto,
y para quien desee ascender al Cielo, querría ser escalera.
Dedico esta reflexión a todos los catequistas, cuya colaboración en la Iglesia contribuye a que sean escaleras para que otros puedan llegar al Cielo.
Javier López
Fuente: Web católico de Javier