Las siguientes reglas son absolutamente necesarios para que podamos superar los serios desafíos espirituales
La regla de tres
Después de años de observar personas inteligentes, capaces y comprometidas trabajar para resolver desafíos recurrentes como el que tú enfrentas, he descubierto una regla que es casi universalmente verdadera.
Quienes usan esta regla tienen más posibilidades de vencer los desafíosque enfrentan; aquéllos que no la usan, se encontrarán, más a menudo de lo que piensan, frustrados, desanimados y encadenados a un pecado recurrente y a sus debilitantes y desastrosas consecuencias.
La regla en sí misma es sencilla pero depende de ciertas verdades fundamentales que vale la pena explorar brevemente.
1.- El pecado nubla el corazón y la mente.
Los pecados pequeños e imperfecciones, cuando se ignoran, pueden causar una degeneración gradual e incluso a menudo imperceptible en la mente y la voluntad. Por lo tanto, cuando una persona se ve atrapada en un ciclo destructivo, muchas veces no tiene en sí mismo las facultades necesarias para identificar la causa raíz, aislarla, formular una solución e implementar esa solución luego, de manera exitosa.
2.- Nosotros humanos somos criaturas finitas.
Venimos al mundo con puntos ciegos. Incluso en el jardín antes de que nuestra naturaleza fuese manchada con el pecado, ya teníamos puntos ciegos. En nuestro estado perfecto, éstos eran meramente dependencias en uno sobre el otro para permitirle al otro ver lo que el otro no podía ver y para servirle en su necesidad.
En nuestro estado decaído, estos puntos ciegos y dependencias pueden y han pasado por una metamorfosis hasta llegar a ser propiedad de la falsa ilusión espiritual o la disfunción. Luego de la caída, con respecto de los problemas serios emocionales, psicológicos y espirituales, es muy raro que podamos identificar efectivamente y superarlos en sí mismos.
¿Qué podemos hacer respecto a estas limitaciones?
Bueno, los medios tradicionales de los sacramentos, la oración, la lectura espiritual, etc. son esenciales. Pero aún con ellos, muchas personas están atrapadas en sus batallas espirituales incluso después de años de práctica fiel de estas disciplinas que regresan la vida.
Otras herramientas, menos conocidas pero muy poderosas, son la combinación de la ley de la vida junto al examen diario. Juntas pueden incrementar dramáticamente nuestra visión periférica espiritual al hacernos más conscientes (si se utilizan consistentemente pueden también iluminar el pecado raíz).
Estas herramientas nos ayudan a tener más conocimiento de nuestros puntos ciegos e ilusiones falsas, no porque podamos empezar a verlas más claramente sino porque podemos identificar los patrones de los resultados más claramente. Recuerda, nunca puedes ver clara o directamente lo que está en tu punto ciego.
Incluso con estos consejos sabios y útiles, muchas personas continúan atrapados en su crecimiento espiritual. ¿Por qué? Es porque ellos no ponen en práctica esta sencilla regla:
Si, con total vigor y compromiso, intentamos vencer el patrón del pecado, de la imperfección o de cualquier otro desafío personal de gran envergadura tres veces sin triunfar claramente, entonces debemos buscar ayuda externa para poder diagnosticar apropiadamente y resolver nuestro problema.
He aquí una explicación a este problema que Dios nuestro Padre le dio a Santa Catalina de Siena sobre la imperfección inherente de nuestro diseño y nuestra clara necesidad de los demás en esta situación y en la realidad general del crecimiento espiritual (Diálogo 7):
“Lo mismo aplica para los muchos dones y gracias, virtudes y demás regalos espirituales y aquellas cosas necesarias para el cuerpo y la vida humana. Los he distribuido de tal manera que nadie los posee todos. Por lo tanto les he dado razón, necesidad en realidad, para practicar la caridad mutua. Bien podría haberles dado todo lo que necesitan, tanto espiritual como materialmente, pero quise hacerlos dependientes el uno del otro”.
Así que, estamos diseñados con una necesidad fundamental el uno del otro. Humildad, dependencia mutua y caridad son absolutamente necesarias para nuestro crecimiento espiritual; ellos son absolutamente necesarios para que podamos superar los serios desafíos espirituales.
Nuestra cultura, alimentada por las mentiras del enemigo, milita en contra de las necesidades santas y buscan reemplazarlas con las anti-virtudes del orgullo, independencia, híper-individualismo. Estas anti-virtudes, junto al miedo y a la vanidad, han encerrado y destruido a muchas personas de buena voluntad que simplemente no buscaron ayuda para superar los desafíos que enfrentan.
Jesús dijo que Él vino a darnos vida y vida en abundancia. Busca esa vida que Él te ofrece. No te conformes con menos. Busca la ayuda que necesitas.