1) Escuchar la Palabra de Dios y participar en la iniciativa ’24 horas para el Señor’: Con esta invitación, Francisco propone “hacer hincapié en la primacía de la escucha orante de la Palabra, especialmente de la palabra profética. La misericordia de Dios, en efecto, es un anuncio al mundo: pero cada cristiano está llamado a experimentar en primera persona ese anuncio”. Se celebra el 4-5 de marzo.
2) Acercarse a un misionero de la Misericordia: son más de 1.000 los sacerdotes de todo el mundo que Francisco ha enviado hoy, Miércoles de Ceniza “a fin de que sean para todos un signo concreto de la cercanía y del perdón de Dios”. Y es que durante este Año Santo, todas las personas que lo deseen podrán acercarse a un misionero de la Misericordia, acreditados para perdonar los pecados habitualmente reservados a la Santa Sede.
3) Profundizar en el origen bíblico de la misericordia. “El misterio de la misericordia divina se revela a lo largo de la historia de la alianza entre Dios y su pueblo Israel”. Por ello, y a través de la lectura del Antiguo y Nuevo Testamento, el Papa anima a recorrer la Sagrada Escritura en clave de misericordia, desde Abraham, Isaac y Jacob hasta Jesús de Nazaret: “La misericordia expresa el comportamiento de Dios hacia el pecador, ofreciéndole una ulterior posibilidad para examinarse, convertirse y creer, restableciendo de ese modo la relación con él. Y, en Jesús crucificado, Dios quiere alcanzar al pecador incluso en su lejanía más extrema, justamente allí donde se perdió y se alejó de Él”.
4) Conocer las obras de misericordia. Son siete corporales (dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, dar posada al peregrino, visitar los enfermos, redimir a los cautivos y sepultar a los difuntos) y siete espirituales (enseñar al ignorante, dar buen consejo al que lo necesita, corregir a los pecadores, tener paciencia en las tribulaciones, perdonar con gusto las ofensas, consolar a los afligidos y orar por los vivos y los difuntos). “Las obras de misericordia nos recuerdan que nuestra fe se traduce en gestos concretos y cotidianos, destinados a ayudar a nuestro prójimo en el cuerpo y en el espíritu”. [PLIEGO: Las obras de misericordia: visitar y cuidar a los enfermos]
5) Ponerlas en práctica. Las obras de misericordia nos ayudarán, según el Papa, “a despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina”. Por ello, Francisco nos invita en esta Cuaresma “a tocar la carne de Cristo en los hermanos y hermanas que necesitan ser nutridos, vestidos, alojados, visitados; además de a enseñar, aconsejar, perdonar, amonestar, rezar”.
6) Tomar a María como ejemplo de misericordia: “La Virgen fue la primera que, frente a la grandeza de la misericordia divina que recibió gratuitamente, confesó su propia pequeñez, reconociéndose como la humilde esclava del Señor”, recuerda Francisco.
7) Y por último, pero no menos importante, convertirnos. “Solo en el amor de Dios está la respuesta a la sed de felicidad y de amor infinitos del hombre”. Cuarenta días por delante para emprender el camino de vuelta hasta el corazón misericordioso del Padre.