06 de Agosto
San Hormisda, papa
En Roma, en la basílica de San Pedro, sepultura de san Hormisda, papa, que, abanderado de la paz, consiguió acabar con el cisma de Acacio en Oriente, y en Occidente hizo respetar por las nuevas poblaciones los derechos de la Iglesia.
Hormisdas, originario de la Campania, era un diácono de Roma, viudo, cuyo hijo san Silverio había de ceñir también la tiara pontificia. Su conducta le ganó la estima de san Enodio, obispo de Pavía, quien profetizó que un día sería papa. La profecía se cumplió dos años después de la muerte de san Símaco, el año 514. Prácticamente, el nuevo papa tuvo que consagrar toda su actividad al problema delicado y complejo de la situación que había producido en el Oriente el cisma provocado por Acacio de Constantinopla, con el fin de aplacar a los monofisitas. A san Hormisdas pertenece el honor de haber acabado con el cisma mediante la confesión de fe que lleva su nombre: la «Fórmula de Hormisdas». Este documento, citado todavía por el Concilio Vaticano I, es una de las pruebas más fehacientes de la autoridad que se atribuía al papa en los seis primeros siglos.
Nada sabemos acerca de la vida privada de san Hormisdas, pero ciertamente fue un hombre inteligente y hábil, muy amante de la paz. Por ejemplo, reprendió severamente a unos monjes africanos revoltosos. En sus últimos años tuvo el consuelo de ver cesar en África la persecución de los vándalos.