DOMINGO DE LA QUINTA SEMANA DE CUARESMA
Leer textos: Daniel 13,1-9.15-17.19-30.33-62/ Salmo 22/ Juan 8,12-20
Reflexión:
Yo soy la luz del mundo.
Jesús estaba enseñando en el templo, son ahora los fariseos quienes intervienen directamente y comienzan un dialogo con Él. Éste inicia debido a que Jesús proclama abiertamente: “Yo soy la luz del mundo”, y quien lo sigue, es decir, quien cree en él, posee luz que comunica vida y se convierte en hijo de la luz. Los fariseos comienzan rechazando el testimonio que Jesús a dado de sí mismo, pues según la ley de Moisés, para que un testimonio valga debe venir de al menos dos personas (ver; Dt. 17,6; 19,16). Pero el testimonio de Jesús viene de dos personas: de Él mismo y del Padre que lo envió.
Esta revelación conlleva un profundo sentimiento teológico; el origen de Jesús humanamente hablando era Belén y Nazaret, pero teológicamente hablando Él descendió de lo alto, del Padre. Así está revelando claramente su origen divino e intenta que también sus interlocutores lo reconozcan como tal.
No era fácil comprender aquella palabra de Jesús, y todavía hoy en día no es fácil entender este discurso. La luz que ilumina en su palabra. Todo el que cree en Él se convierte en hijo de la luz y está comprometido a irradiarla en el mundo. Pero este compromiso, insistimos, no es fácil.
Oración personal:
Ya se acerca la semana Santa en unos días Señor, y tengo todavía tanto que necesito cambiar para sentirme que realmente he tenido una conversión de corazón. Que sepa seguirte a ti como la Luz de mi vida que guiará mi camino que me conduzca hacia ti!
Propósito:
Hoy puedo reflejar un poco mas de la luz que he recibido de las palabras de Cristo, dando testimonio de mi fe ante los demás!