Tres claves…
En apenas tres días el Papa Francisco iniciará un nuevo viaje internacional que le llevará a México hasta el 18 de febrero. El Pontífice vuelve así al continente americano después de visitar Brasil, Ecuador, Bolivia y Paraguay.
El Secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, el profesor uruguayo Guzmán Carriquiry, ha conversado con ACI Prensa sobre la importancia de este viaje y asegura que los Pontífices se sienten especialmente atraídos por México.
1.- El amor del Papa por América Latina
“Acabamos de admirar su extraordinario viaje apostólico en África. Sin embargo, lo que me parece cierto es que los sucesores de Pedro, desde San Juan Pablo II a Francisco, se sienten particularmente atraídos por México”, dice el profesor.
“Es obvio que Jorge Mario Bergoglio (el Papa) es porteño, argentino, mercosureño y latinoamericano. Es hijo de su pueblo. Es ciudadano de su Patria grande. Pero desde su elección a la sede de Pedro se ha convertido en Pastor universal”, dice el profesor.
Esto es algo que “testimonia en su ministerio” por lo que “no ‘privilegia’ América Latina”. “Ni siquiera ha viajado a la Argentina en sus primeros tres años de pontificado”, recuerda.
No obstante, “ha hecho dos viajes importantes en Asia, y allí ha dicho que está en juego el futuro de la Iglesia Católica”.
Carriquiry señala que “todo viaje apostólico a México se transforma en un gran acontecimiento, muy significativo, que suscita un impresionante abrazo entre el Pastor universal y el pueblo mexicano, pero que despierta una tremenda atención más allá de las fronteras de ese país, en toda América Latina, Estados Unidos, en toda la catolicidad”.
2.- La Virgen de Guadalupe
“El pueblo de Dios en México –prosigue– ha recibido muchos dones de la Providencia de Dios. El mayor ha sido la ‘nueva visitación’ de la Santísima Virgen María, presentándose como Nuestra Señora de Guadalupe. Ella se aparece al indio Juan Diego con la mirada de Dios misericordioso. Es Madre de misericordia, que dona su Hijo, el Verbo hecho carne, en la gestación dramática del pueblo mexicano, de los pueblos del Nuevo Mundo. Y los acompaña con su compasión y ternura durante todo su caminar histórico”.
El Papa acudirá el sábado día 13 a la Basílica de Guadalupe para celebrar la Santa Misa y rezar ante la imagen de la Virgen. “La presencia y la oración del sucesor de Pedro ante la sagrada imagen –que es la única imagen que la misma Madre de Dios quiso dejar de sí– es un acontecimiento siempre impresionante”, comenta Carriquiry.
“A Ella se le confía todo el viaje apostólico, Ella va a guiar al Papa Francisco de la mano, como lo hizo con San Juan Pablo II y el Papa Benedicto. Ella le va abrir el corazón de sus hijos. Su intercesión es muy potente para bien de nuestros pueblos y de toda la Iglesia Católica”.
“Estoy seguro de que el Papa Francisco va a recordar al pueblo mexicano aquellas preciosas palabras que le dirigiera a San Juan Diego: ‘No tengas miedo, ¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu madre? ¿Acaso no te cobijo en el cruce de mis brazos?’.
“Precisamente porque es tierra mariana el demonio se agita: es autor de mentira, de división, de violencia”, dice el Secretario en referencia a la situación que vive el país.
En definitiva, el Papa “va ciertamente a México para confirmar a los mexicanos en la fe católica”. “Éste es el más precioso tesoro que han recibido, cuya perla preciosa es Jesucristo”, afirma.
En su opinión, “México no puede vivir de rentas de un patrimonio que corre el riesgo de dispersarse, de desperdigarse. Está llamado a custodiar, cultivar e invocar la gracia de Dios para fructificar los dones que le ha regalado la Providencia de Dios”.
3.- El Jubileo de las Misericordia
“Este Jubileo extraordinario de la Misericordia es el tiempo propicio para invitar a todos los mexicanos a la conversión: reconocer el propio pecado –pecado de indiferencia, de descuido de la fe recibida, de violencia, de falta de solidaridad con los que sufren la exclusión y los caminos padecidos de la migración– para volver a Cristo, para volver a encontrarlo personalmente, en familia, en la construcción de un pueblo de hijos y hermanos”.
Guzmán Carriquiry piensa que “en este tiempo jubilar, el Papa pedirá la gracia de la conversión, que es don de perdón y reconciliación, que es corriente viva para una cultura fraternal del encuentro, para la reconstrucción de la amistad social en el país”.
“El Papa es bien consciente de los graves problemas que afronta México: el veneno corruptor del narcotráfico, la violencia desencadenada, los desequilibrios entre zonas de gran desarrollo económico y tecnológico y vastas áreas de atraso y miseria, la escandalosa desigualdad entre enormes concentraciones de riqueza y muchos de sus hijos sumidos en condiciones de exclusión y constreñidos a la migración dejando sus familias y terruños”.
Sin embargo, “México es mucho más que sus males. Es un gran país, es un gran pueblo que tiene que ponerse de pie y asumir tareas muy desafiantes. La Iglesia ciertamente denuncia todos esos males, pero no queda homologada en el coro de denuncias. Llama a la conversión”.
En definitiva, “sabe que el amor de Dios no excluye a ninguno, a ninguno de los mexicanos y tiene confianza en que abundaran dones de gracia durante este viaje apostólico”, concluye.