Lectio Divina: Mateo 9,35 – 10,1.5-8
Sábado, 7 Diciembre , 2019
Primera semana de Adviento
1) Oración
Concédenos, Señor Dios nuestro, permanecer alerta a la venida de tu Hijo, para que cuando llegue y llame a la puerta nos encuentre velando en oración y cantando su alabanza. Por nuestro Señor Jesucristo. Amen.
2) Lectura
Del Evangelio según Mateo 9,35 – 10,1.5-8
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia.
Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor. Entonces dice a sus discípulos: «La mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. »
Y llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolencia. A estos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones: «No toméis camino de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos; dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Yendo proclamad que el Reino de los Cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo gratis ».
3) Reflexión
• El evangelio de hoy consta de dos partes: (a) Un breve resumen de la actividad apostólica de Jesús (Mt 9,35-38) y (b) el inicio del “Sermón de la Misión” (Mt 10,1.5-8). El evangelio de la liturgia de hoy omite los nombres de los apóstoles citados en el evangelio de Mateo (Mt 10,2-4).
• Mateo 9,35: Resumen de la actividad misionera de Jesús. “Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia”. En pocas palabras Mateo describe los puntos centrales de la actividad misionera de Jesús: (a) Recorrer todas las ciudades y los poblados. Jesús no espera a que la gente venga hasta él, sino que él mismo va en busca de la gente recorriendo todas las ciudades y poblados. (b) Enseñar en las sinagogas, esto es, en las comunidades. Jesús va allí donde la gente está reunida alrededor de su fe en Dios. Es allí donde él anuncia la Buena Nueva del Reino, esto es, la Buena Nueva de Dios. Jesús no enseña doctrinas como si la Buena Nueva fuera un nuevo catecismo, sino que en todo lo que dice y hace deja transparentar algo de la Buena Nueva que le anima por dentro, a saber, Dios, el Reino de Dios. (c) Curar todo tipo de dolencia y enfermedad. Lo que más marcaba la vida de la gente pobre era la dolencia, cualquier tipo de dolencia, y lo que más marca la actividad de Jesús, es consolar a la gente, aliviar su dolor.
• Mateo 9,36: Compasión de Jesús ante la situación de la gente. “Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor”. Jesús acoge a las personas así como se encuentran ante él: dolientes, abatidas, cansadas. Se porta como el Siervo de Isaías, cuyo mensaje central consistía en “consolar a la gente” (cf. Is 40,1). La actitud de Jesús para con la gente era como la actitud del Siervo, cuya misión era definida así: “No clamará, no gritará ni alzará su voz en las calles. No romperá la caña quebrada ni aplastará la mecha que está por apagarse” (Is 42,2-3). Como el Siervo, Jesús se conmueve ante la situación sufrida de su pueblo “cansada y abatida, como ovejas sin pastor”. Empieza a ser Pastor identificándose con el Siervo que decía: “El Señor Yahvé me ha concedido el poder hablar como su discípulo. Y ha puesto en mi boca las palabras para aconsejar al que está desanimado” (Is 50,4ª). Como el Siervo, Jesús se hace discípulo del Padre y del pueblo y dice: “Cada mañana, él me despierta y lo escucho como lo hacen los discípulos” (Is 49,4b). Del contacto con el Padre saca las palabras de consuelo que hay que comunicar a los pobres.
• Mateo 9,37-38: Jesús implica a los discípulos en la misión. Ante la inmensidad de la tarea misionera, la primera cosa que Jesús pide a los discípulos es rezar: “La mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies”. La oración es la primera forma de compromiso de los discípulos con la misión. Pues si uno cree en la importancia de la misión que uno tiene, entonces hará todo lo posible para que no muera con uno mismo, sino que continúe en los demás durante su vida y después.
• Mateo 10,1: Jesús confiere a los discípulos el poder de curar y de expulsar a los demonios. “Y llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolencia”. La segunda cosa que Jesús pide a los discípulos no es que empiecen a enseñar doctrinas y leyes, sino que ayuden a la gente a vencer el miedo a los malos espíritus y que ayuden en la lucha contra las enfermedades. Hoy, lo que más da miedo a los pobres son ciertos misioneros que amenazan a la gente con el castigo de Dios y con el peligro del demonio. Jesús hace el contrario. Lo que más hace es ayudar a la gente a vencer el miedo al demonio: “Pero ¿si no podría ser que yo eche los demonios con el dedo de Dios? Entonces entiendan que el Reino de Dios ha llegado” (Lc 11,20). Es triste decirlo, pero hoy existen personas que necesitan el demonio para poder expulsarlo y así ganar dinero. Por esto merece la pena que Jesús hable contra de los fariseos y de los doctores de la ley (Mt 23).
• Mateo 10,5-6: Id primero a las ovejas perdidas de Israel. “A estos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones: “No toméis camino de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos; dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel”. ¿Quién eran estas ovejas perdidas de Israel? ¿Eran las personas excluidas, como las prostitutas, los publicanos, los impuros, los considerados perdidos y condenados por las autoridades religiosas da época? ¿Eran los dirigentes como los fariseos, los saduceos, los ancianos y sacerdotes que se consideraban el pueblo fiel de Israel? O ¿eran las multitudes que estaban cansadas y abatidas, como ovejas sin pastor? Probablemente, aquí en el contexto del evangelio de Mateo, se trata de esta gente pobre y abandonada que es acogida por Jesús (Mt 9,36-37). Jesús quería que los discípulos participaran con él en la misión junto a su gente. Pero, en la medida en iba atendiendo a esta gente, Jesús mismo iba ensanchando el horizonte. En el contacto con la mujer cananea, oveja perdida de otra raza y de otra religión, que pedía ser atendida, Jesús repite a los discípulos: “No fui enviado sino a las ovejas perdidas del pueblo de Israel” (Mt 15,24). Y ante la insistencia de la madre que no desistía en interceder por la hija, Jesús se defendió diciendo: “No se debe echar a los perros el pan de los hijos” (Mt 15,26). Pero la reacción de la madre echa por tierra la defensa de Jesús: “Es verdad, Señor, contesto la mujer, pero los perritos comen las migas que caen de las mesas de sus padrones” (Mt 15,27). Y de hecho, ¡había muchas migas! Doce cestos llenos de pedazos que sobraban de la multiplicación de los panes para las ovejas perdidas de Israel (Mt14,20). La respuesta de la mujer deshizo los argumentos de Jesús. Y el atendió a la mujer: “Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla tu deseo”. Y en ese momento quedo sana su hija”. (Mt 15,28). Fue a través de la atención continua dada a las ovejas perdidas de Israel que Jesús descubrió que en el mundo entero hay ovejas perdidas que quieren comer de las migas.
• Mateo 10,7-8: Resumen de la actividad de Jesús. “Yendo proclamad que el Reino de los Cielos está cerca”. Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios. Gratis lo recibisteis; ¡dadlo gratis!” ¿Cómo revelar la proximidad del Reino? La respuesta es simple y correcta: curando a los dolientes, resucitando a los muertos, purificando a los leprosos, expulsando los demonios y sirviendo gratuitamente, sin enriquecerse por medio del servicio a la gente. Donde esto acontece, el Reino se revela.
4) Para la reflexión personal
• Todos nosotros recibimos la misma misión que Jesús dio a los discípulos y discípulas. ¿Tienes conciencia de tener esta misión? ¿Cómo vives tu misión?
• En tu vida, ¿tuviste algún contacto con las ovejas perdidas, con el pueblo cansado y abatido? ¿Qué lección sacaste?
5) Oración final
El Señor sana los corazones quebrantados,
venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas,
llama a cada una por su nombre. (Sal 147,3-4)