El Año Santo de la Misericordia concluyó, pero no la Misericordia de Dios que amorosamente e infinitamente espera a cada uno de sus hijos a que acudamos a ese, Su Amor Misericordioso sobre todo cuando menos dignos nos sentimos de ello.
Dios Padre, como bien lo vimos durante todo el Año Santo, fue, es y sigue siendo el Padre que nos ama con amor infinito y el cual nos vino a mostrar el mismo Jesus al decirnos que si lo vemos a el, vemos al Padre mismo. Las expresiones y manifestaciones de Jesus para con la humanidad fueron siempre amor, compasión, misericordia, ternura… y todo eso viene a mostrarnos qué Dios tan grande, amoroso y misericordioso tenemos.
Sigamos pues confiando en ese Dios de Amor que Jesus nos vino a mostrar y vayamos corriendo a refugiarnos en El que no mira tanto nuestros pecados sino nuestros corazones verdaderamente arrepentidos y deseosos de cambiar y volver a El. El Año Santo de la Misericordia se terminó, las Puertas Santas se cerraron, pero repetimos, el Amor de Dios y su Misericordia nunca terminan y nunca se cierran!
Presentamos a todos ustedes la Carta Apostólica que el Papa Francisco nos a dejado al termino del Año Jubilar de la Misericordia que acabamos de cerrar. En el siguiente enlace podrán acceder directamente a ella de la pagina del Vaticano, allí mismo la pueden bajar o leer de ahi directamente.